miércoles, 22 de mayo de 2013

Una integración emancipatoria Por Stella Calloni

Un recorrido por la década ganada de la integración latinoamericana, en un contexto internacional en el cual los países del Cono Sur son protagonistas frente a la crisis económica, social y cultural que vivieron los países "centrales". En su primera entrevista de prensa, el recientemente electo director general de la Organización Mundial de Comercio(OMC), embajador brasileño Roberto Carvalho de Azevêdo dijo que su designación representa un reconocimiento al crecimiento de la participación de América Latina en el comercio internacional y en las negociaciones multilaterales. Se trata del primer latinoamericano al frente de la OMC y el embajador Azevêdo destacó que América Latina es una región cada vez más influyente en el comercio mundial, cada vez más activa en las negociaciones y por esta razón analizó que su nominación es una consecuencia natural de esa creciente participación latinoamericana. “No se trata de lo que el sistema (muiltilateral de Comercio) ha dado a América Latina, sino de lo que América Latina ha contribuido al sistema” (Agencia Brasil, 13-5-13). Con una larga y reconocida experiencia, el diplomático brasileño deberá tratar de encaminar las negociaciones de la Ronda de Doha, ante la cual ha representado a su país. Muchos esperan del realismo de América Latina, que está enfrentado con fuerza un período crítico, gracias a sus nuevos gobiernos populares, con una fuerte visión independentista, soberana y con marcada creatividad. América Latina, que fue la región donde se impusieron en los años 90 los gobiernos neoliberales más fundamentalistas, ha dado pasos gigantescos en la última década. Sus gobiernos, surgidos de la voluntad popular, que desafió en varios países la guerra sicológica, desgastante, de los medios masivos privados de comunicación, son hoy verdaderos modelos posneoliberales. Es decir, modelos antihegemónicos definidos en su proceso de integración emancipatoria en el período histórico en que el capitalismo impone como forma predominante y hegemónica el modelo neoliberal, ya probado y fracasado, que está castigando a los pueblos europeos, perdiendo sus conquistas de siglos. Es un descarnado modelo liberal de mercado, cuyas contradicciones ayudarán a la decadencia del poder hegemónico. “La línea divisoria que organiza los campos políticos de enfrentamientos se da en torno de esa definición entre el campo neoliberal y el campo posneoliberal y la lucha anticapitalista asume la forma de lucha antineoliberal, entendido el neoliberalismo como la forma extrema de mercantilización que busca el capitalismo”, sostiene Frei Betto. Como una alternativa al neoliberalismo, y con modalidades diferentes, más radicales o más moderadas Venezuela, Bolivia Ecuador Argentina, Brasil, Uruguay junto al resto de los países lograron abrir camino y construir sobre los restos humeantes de dictaduras militares y económicas un modelo de integración de acuerdo a sus necesidades y realidades, respetando las diversidades. Nunca en la historia regional se había llegado a esta instancia de integración y cooperación, enfrentando todos los mecanismos de la dependencia que marcaron el siglo XX y sus décadas perdidas para América Latina. Precisamente la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) fue una derivación no imaginada al terminar el siglo XX y comenzar el XXI de unas serie de intentos naufragados de unidad.. El fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, había planteado la urgencia de la unidad latinoamericana desde antes de llegar a la presidencia por primera vez en 1998 enarbolando muchas veces aquella frase del ex presidente Juan Domingo Perón: “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”. Esta frase definía que el destino de libertad para América Latina, estaba ligado a su capacidad de terminar con la dependencia y dominación que nos hundieron en la pobreza, la desigualdad, la injusticia, siendo países inmensamente ricos en recursos materiales y humanos. Una serie de proyectos integradores naufragaron en el camino, pero en todos esos casos, dejaron experiencias que se concretarían en las nuevas creaciones como el Mercado Común del Sur, nacido al comenzar los años 90 en Asunción Paraguay. Por supuesto que mucho cambió en la región con la llegada al gobierno del presidente Nérstor kIrchner en mayo de 2003, quien de inmediato unió sus esfuerzos a los de Chávez y comenzó a potenciarse la idea - ampliamente lograda- de imprimir un salto de calidad en el Mercosur, para que dejara de ser sólo una unidad en lo comercial o económico, a ser una unidad política que se completaría con el arribo de los gobiernos de Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil y del Frente Amplio en Uruguay, incluyendo a Michelle Bachelet en Chile, y luegoo ese histórico triunfo de Evo Morales en Boilivia a finales del 2005. Sin olvidar a Paraguay. Evo llegaría en un momento jubiloso del Mercosur, cuyos gobiernos junto con Venezuela lograron decir “adiós” al proyecto de Estados Unidos de recolonización como era el Area para el libre Comercio de las Américas. (ALCA) en aquellos días de noviembre de 2005. Fue un momento bisagra en la historia, que muchos han pretendido ignorar. La imagen del presidente Kirchner hablando ante el dueño del mundo imperial Goerge W:Bush, diciendo NO al Alca, es uno de los recuerdos para la historia de nuestro camino de liberación. Kirchner dijo No al neocolonialismo, sentando las bases emancipatorias que rigen la unidad regional, aún con gobiernos que están en las antípodas hoy en día, pero están. Los cambios producidos al interior del Grupo de Río, por ejemplo hasta llegar a plantearse una nueva Organización de Estados Americanos (OEA) conocida como Ministerio de Colonias, por su dependencia de Washignton, todo es novedoso y desafiante. Sólo el hecho de que estos organismos son realmente regionales, continentales, sin la presencia de la potencia dominante, que nos marcaba y determinaba a nuestros gobiernos, las agendas políticas económicas, culturales y la política exterior, da la pauta de la importancia de nuestra integración. Organismos internacionales, que nunca respondieron a nuestras necesidades y derechos, sino todo lo contrario, fueron sobrepasados por esta idea fuerza de la emancipación en el siglo XXI, del pensamiento contrahegemónico, heredado de los héroes fundantes. La reconstitución compleja, pero decidida de nuestros Estados en estos tiempos desafiantes, no sin luchas ni injerencismos que se expresan en todos nuestros países a través de oposiciones absolutamente dependientes de financiamientos y asesoría externas, con inclinaciones fascistas, batallones perdidos y envejecidos, que se estrellan con un nuevo mundo en permanente cambio y desarrollo La creación de la Comunidad de Naciones Latinoamericanas y del Caribe(CELAC), la aplicación de una integración viva, que ha podo trascender los papeles o documentos vacíos, es de enorme trascendencia. América Latina es hoy el continente de la resistencia. El enfrentamiento es duro, como en todo proceso emancipatorio. Pero tienen que reconocer que esta América está construyendo otro esquema con su propio aprendizaje, emergiendo de las cenizas y la dependencia que le costó un genocidio en el Siglo XX. El espejo astillado del decadente proyecto neoliberal, enterrado bajo los pies descalzos de los pueblos alzados contra la injusticia en carreteras y calles de América latina, es lo que se está viendo en Grecia, en Hungría, en España, en Italia, en Francia, es decir en las multitudinarias y desesperadas manifestaciones que se registran en Europa. Pero más aún, esa decadencia se advierte en el recurso de medidas cada vez más violentas, retrógradas de gobiernos como el de Estados Unidos, el de España y otros que implantan leyes represivas, persecutorias y racistas, para controlar las justas demandas de los pueblos, despojados violentamente de sus derechos. Cada nueva legislación es una nueva violación a los derechos humanos y civiles de los pueblos, como sucede en Estados Unidos. América Latina está de pie, con dificultades y escollos, pero de pie, ante grandes países que se están cayendo como cartas de naipes. En poco más de una década ha recuperado no sólo su dignidad, sino el derecho a manejar sus propios recursos, su destino, a planear su futuros, a romper los hilos de la dominación encubierta, bajo veleidodos nombres supuestamente democráticos. "América Latina y el Caribe no e suna sumatoria de naciones, es una gran nación deshecha, ha escrito un analista europeo. Si, es una nación deshecha que se está rehaciendo con una potenci a inimaginable que construye en medio de la tormenta de una severa crisis del capitalismo y de la potencia dominante, que no se resigna a perder lo que siempre consideró su "patio trasero", cuyo contorno ya no puede ver, porque se rimperon los esquemas y en ese mapa crece desde su propias raíces, una patria grande, inmensa, diversa,sin cadenas ni genuflexiones, demostrando que “otro mundo es posible” Télam

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