sábado, 9 de marzo de 2013

TRANSPORTE PUBLICO

s terminarían desplazando a los subterráneos como medios de transporte predilectos del macrismo. Es más, pocos sabían en qué consistía lo que en lengua inglesa se denomina Bus Rapid Transit (BRT), es decir, esos grandes autobuses unidos por un fuelle, de tránsito rápido, que circulan por carriles propios y tienen estaciones exclusivas. Pero desde entonces el metrobús fue ganando terreno y el subsecretario de Transporte, Guillermo Dietrich, lo pondera por encima de los subterráneos, a los que consideró caros y poco eficientes. No hay dudas de que el metrobús se ha convertido en el favorito de Bolívar 1. El primero, inaugurado en mayo de 2011, une Liniers con la estación Pacífico en un recorrido lineal sobre la avenida Juan B. Justo. Ahora, el Gobierno proyecta una inversión de 373 millones de pesos en los próximos dos años para construir dos más, según surge del Plan Plurianual de Inversiones. El primero correrá sobre la avenida 9 de Julio entre Retiro y Constitución, es el que más problemas acarrea al Gobierno: el juez Guillermo Scheibler le ordenó al ejecutivo porteño que se “abstenga de reducir la superficie de espacios verdes parquizados” y que, antes de reanudar las intervenciones sobre el arbolado, se acredite la “participación de un especialista en la materia” y el “detalle del destino de los árboles transplantados y la cantidad, especie y ubicación proyectada de la totalidad de los nuevos ejemplares”, entre otras cuestiones. La vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal, dijo estar “conforme” con el fallo y afirmó: “Nos permite retomar las obras cumpliendo con medidas que ya preveíamos”. En cambio, el abogado ambientalista y patrocinante del amparo, Enrique Viale, explicó a Diario Z que el fallo “obliga al Gobierno a rediseñar toda la obra, es un condicionamiento muy fuerte”. El segundo, llamado metrobús del Sur, recorrerá 22 km entre Puente La Noria y Constitución atravesando Villa Soldati, Villa Lugano, Nueva Pompeya, Boedo, San Cristóbal y Parque Patricios. No hay problemas con la obra. Según los fríos números, en el metrobús de Juan B. Justo –que tiene 12,5 kilómetros–, la Ciudad invirtió 112 millones de pesos. En el Gobierno quedaron satisfechos con el resultado del primer ensayo y no ahorraron en las nuevas proyecciones: 166 millones de pesos para la 9 de Julio (que sólo se extenderá por 3 kilómetros) y 207 millones para construir 22 kilómetros más en el sur. Pero los planes de la administración macrista son más ambiciosos. Según se desprende del informe de nueve mil páginas que presentó en el Juzgado Nº 14 en lo Contencioso y Administrativo –que encabeza Scheibler– el Gobierno buscará extender el metrobús a otras 15 avenidas de la Ciudad en un plan a 12 años. Y el próximo en ponerse en marcha sería un corredor Norte, que unirá Palermo con Ciudad Universitaria. Nuevos amigos ¿Cómo llegó el metrobús a las oficinas de Mauricio Macri? Un lobby internacional con conexiones locales se esconde detrás del BRT. El hilo conductor puede encontrarse en un convenio suscripto en 2009 por la Ciudad con la Corporación Andina de Fomento (CAF) para financiar una “cooperación técnica” por más de medio millón de dólares “no reembolsables” (la Ciudad no tuvo que devolverlos). El generoso trato fue el siguiente: la Ciudad designaría a un representante y la CAF –un organismo multilateral de crédito “comprometido con el desarrollo sustentable”– llevaría a cabo el estudio reservándose el derecho de contratar a las empresas consultoras. Éstas fueron ITDP (Institute for Transportation and Development Policy, según sus siglas en inglés) e IRV (Ingeniería en Relevamientos Viales), en conjunto con Logit –Brasil– y GSD. El dato fue revelado en el informe que la Ciudad presentó ante el juzgado de Scheibler. La aparición de IRV no es casualidad. Fuentes consultadas por Diario Z que conocen de cerca el negocio del transporte, aseguraron que esta empresa es “la pata local y logística de ITDP, es decir, la parte que más contratos absorbe”. Ingeniería en Relevamientos Viales (IRV) y American Traffic (AT) operan en conjunto. Ambas empresas fueron fundadas por dos funcionarios del área de Transporte en el gobierno de Aníbal Ibarra: Guillermo Yamposlky y Horacio Blot. IRV y AT son beneficiarias de múltiples contratos. La información trascendió luego de que IRV apareciera implicada en irregularidades relacionadas con la supervisión de la tarjeta SUBE. Según confirmó el Gobierno de la Ciudad –como respuesta a un pedido de informes de la oposición–, IRV y AT se adjudicaron 13 licitaciones por un monto cercano a los seis millones de pesos desde 2008. Se los contrató para estudios de equipamiento para los contracarriles, simulación de tránsito en la 9 de Julio para desarrollar un túnel debajo de la avenida, un estudio para la aplicación del metrobús, entre otros. La relación comercial entre IRV y el Gobierno comenzó por otro lado, con un estudio de factibilidad para el proyecto “Mejor en bici”, un caballito de batalla de esta gestión PRO, que también contó con el asesoramiento de ITDP, según puede leerse en la propia web de este organismo. Orígenes de una pasión En 2008, la Legislatura aprobó la ley 2.992, impulsada por el oficialismo, que establece la “implementación del sistema de tránsito rápido, diferenciado y en red para el transporte público masivo por automotor de pasajeros denominado Metrobús de Buenos Aires (MBA) y conocido mundialmente como BRT-Bus Rapid Transit”. El tenor de la ley fue premoldeado en reuniones y viajes que frecuentemente tuvieron a la ONG ITDP como anfitriona. ITDP es una consultora con sede en Nueva York, fundada en 1985 por Enrique Peñalosa, ex alcalde Bogotá. Tiene representantes en la Argentina, Brasil, Colombia, México, China, Indonesia, India y algunos países europeos. Se ocupa de la promoción (lobby) de “políticas ambientales sustentables y de transporte equitativo”. Peñalosa impulsó el Transmilenio, una especie de metrobús de avanzada que en Bogotá tuvo tanto éxito que forzó el cierre de los subterráneos. ITDP promovió este sistema de transporte en cada uno de los países donde tiene representaciones. El ingeniero Andrés Fingeret es su representante en la Argentina. Fue el propagandista de este medio de transporte y del sistema de ciclovías, hoy ejes de la política del gobierno porteño. Fue un trabajo paciente. El 31 de enero de 2008, Fingeret fue designado miembro de la Comisión Asesora de Expertos de Monitoreo de la Calidad de Aire de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que funciona en el ámbito de la Agencia de Protección Ambiental (APRA). El flamante asesor acumulaba vasta experiencia: era representante de la Clinton Climate Initiative (CCI), una de las entidades que fundó el ex presidente estadounidense Bill Clinton para promover su visión del cuidado del medio ambiente. La CCI también incidió en la elección del metrobús: en su web puede leerse que “han ayudado a Buenos Aires a desarrollar su programa BRT proveyendo asesoría técnica, financiera y operacional”. También es accionista de la empresa KOC Latinoamérica, que provee insumos electrónicos al Ministerio de Desarrollo Económico. La versatilidad de Fingeret –empresario del rubro tecnológico y lobbysta ambiental– le permitió desenvolverse con total naturalidad como representante de ITDP para impulsar sus políticas de transporte. Los funcionarios porteños fueron invitados a seminarios y encuentros vinculados con el “transporte alternativo” en Estados Unidos, Colombia y México. Después de varios viajes financiados por la consultora de Peñalosa –constan en el Boletín Oficial entre 2008 y 2009 –, ITDP compartió numerosos eventos con el Gobierno de la Ciudad. Por ejemplo, en marzo de 2010, juntos premiaron a las empresas Google y Clarke, Modet & Co. por contribuir a la mejor movilidad urbana en el marco del programa “Empresas Amigas de la Movilidad Sustentable”. El acto fue en el hotel Alvear con la presencia del subsecretario Dietrich; el director de la Agencia Ambiental, Javier Corcuera y el citado Fingeret. En julio, el programa tuvo un nuevo impulso y sumó a Coca-Cola, Global Crossing, IRSA, La Rural, Loma Negra, Telefónica e YPF, entre otras empresas, que asumieron junto con el Gobierno de la Ciudad el “compromiso de difundir el uso de la bicicleta entre sus empleados”. “Buenos Aires de Domingo” y Parking Day son otros eventos impulsado por ITDP y el gobierno porteño. En uno, se cierran algunas avenidas para ofrecer áreas de esparcimiento. En el otro, se transforma un pequeño espacio donde podría estacionarse un auto en un espacio verde y público. Fingeret suele defender el metrobús públicamente. Pero también opina a través de la ONG Transeúnte (donde figura como asesor), que difunde artículos en los que una vez más se califica al metrobús como “sustentable y equitativo”. Y se cita como referencia de autoridad a ITDP (sin aclarar que forman parte del mismo conglomerado). Es más, ITDP llegó a premiarse a sí misma: el 26 de octubre de 2012, el diario Clarín publicó una nota cuyo título era “Buenos Aires, reconocida por políticas sustentables”, que arrancaba así: “Buenos Aires fue una de las cuatro finalistas del Sustainable Transport Award, un premio a la ciudad con mejores prácticas en transporte sustentable que otorga la ONG internacional Instituto de Política para el Transporte y el Desarrollo”. Y Fingeret –señalado en el artículo como director local de ITDP– no anduvo con rodeos: “Este reconocimiento pretende incentivar y sumar nuevas iniciativas de transporte sustentable. Felicitamos a Buenos Aires por haber sido seleccionada entre las cuatro ciudades con mejores prácticas en la materia. Sin duda, el trabajo sostenido en políticas de transporte a lo largo de los últimos años ha colaborado con su posicionamiento a nivel mundial”. Los premios fueron entregados en Washington y estuvo presente Dietrich. Fingeret también participó en carácter de simple “vecino” de la audiencia por el metrobús de la 9 de Julio el 6 de noviembre de 2012. ITDP no sólo hace una defensa cerrada del metrobús por la positiva. También se encarga de caracterizar al sistema de subtes como un servicio “sobrestimado”. Esto es algo compartido por funcionarios del Gobierno de la Ciudad, incluso por Macri, que en varias ocasiones se encargó de comparar los costos de inversión de ambos. El jefe de Gobierno sostuvo que “un kilómetro de subterráneo cuesta entre 15 y 20 millones de dólares, mientras que el de metrobús no pasa de los 3 millones de dólares”. Y Dietrich agregó confusión numérica cuando afirmó –en una entrevista con La Nación– que el kilómetro de subtes cuesta unos “100 millones de dólares” y el de metrobús dos millones de la misma moneda. El legislador de Proyecto Sur Adrián Camps criticó la falta de precisiones en el tema: “Macri dice una cosa, sus funcionarios otra y los presupuestos, otra: la diferencia entre los valores que manejan Macri y Dietrich llegan a un 500% para los subtes y al 50% para el metrobús”. Fingeret suele repetir que trabaja en conjunto con el Gobierno y aparece en las fotos de la inauguración del metrobús en Juan B. Justo. Sin embargo, el convenio con ITDP no aparece en el Boletín Oficial. Sólo una vez, en ocasión de un viaje a Bogotá realizado el 2 de noviembre de 2009 por la coordinadora general de la Unidad de Proyectos Especiales Transporte Masivo de Buses Rápidos de la Ciudad, Manuela López Menéndez, se dice que existe un “memorando de entendimiento” con ITDP para brindar “asistencia técnica” para el desarrollo del metrobús. Fuente: Redacción Z Diario Z

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