lunes, 11 de marzo de 2013

Si el clima fuese un banco: Chávez en la Cumbre por el Cambio Climático

Por Leandro Fernández I Chávez fué la voz de los pueblos en la cumbre de la ONU sobre Cambio Climático en Copenhague. En diciembre de 2009, Chávez pasó por la conferencia de la ONU más importante de la historia, interpretando la voz de la calle y de los pueblos, y dejó en el inconsistente colectivo un mensaje clave para las nuevas generaciones. En lo que el mismo denominó “la batalla de Copenhague”, el comandante desafío a los países ricos a asumir su responsabilidad con los pueblos más pobres y con el planeta. La XV Conferencia sobre Cambio Climático de Naciones Unidas se celebró en Copenhague, Dinamarca. Fue un hecho histórico al que asistieron 119 jefes de estado, el máximo número de jefes de estado que haya registrado anteriormente una conferencia de la ONU. También asistieron más de 50 mil organizaciones y personas de todo el mundo. La conferencia tenía por objetivo generar un gran y ambicioso acuerdo global para combatir el cambio climático, y representaba el proceso final de trabajo multilateral entre todos los países de Naciones Unidas, de al menos una década. A esta tranquila y helada ciudad de Copenhague, colapsada de gente y alborotada por los grandes dispositivos de seguridad, llegó Hugo Chávez el 16 de diciembre, mientras las fuerzas de seguridad Europeas reprimían a los manifestantes que reclamaban en las afueras del centro de convenciones. Según las propias palabras de Chávez “la batalla ya se había iniciado en las calles de Copenhague, con la juventud en la vanguardia protestando y proponiendo” (…) “Pude ver y sentir, desde mi arribo a la capital danesa, la fuerza histórica de otro mundo que, para la juventud, ya no sólo es posible sino que es absolutamente necesario”. Los representantes del ALBA fueron los únicos jefes de estado que se reunieron con las organizaciones ambientalistas y los movimientos sociales. Chávez captó rápidamente el pulso de un Copenhague cubierto de nieve y calor popular, donde miles de jóvenes de todo el mundo protestaban, e hizo propias las consignas de los manifestantes en su discurso ante todos los jefes de estado. Así Chávez, se convirtió en la voz de los pueblos en Copenhague. Su discurso fue ovacionado en varios pasajes, mucho más que el de ningún otro mandatario, especialmente tras condenar la irresponsabilidad de los países más ricos: “Si el clima fuera un banco, los países ricos ya lo hubiesen salvado”. Esta cumbre representaba para muchos la esperanza de un cambio en el mundo, coincidiendo con la expectativa de un cambio en la política exterior de USA, por la asunción del presidente Obama un año antes, pero termino siendo una total decepción y una muestra cabal del bastardeo que ejercen los países ricos sobre los países pobres del mundo. La reunión fue calificada como un golpe de estado al sistema de Naciones Unidas. Varios países denunciaron que la propuesta de acuerdo salió de abajo de la mesa, de manera antidemocrática e incumpliendo las normas de la ONU. Chávez reforzó estas denuncias “¿Acaso estamos en un mundo democrático? ¿Acaso el sistema mundial es inclusivo? ¿Podemos esperar algo democrático, inclusivo del sistema mundial actual? Lo que vivimos en este planeta es una dictadura imperial”. Y siguió denunciado al mismo sistema de Naciones Unidas “Hay un grupo de países que se creen superiores a nosotros los del sur, a nosotros el tercer mundo, a nosotros los subdesarrollados, o como dice el gran amigo Eduardo Galeano: nosotros lo países arrollados como por un tren que nos arrolló en la historia… No hay democracia en el mundo y aquí estamos, una vez más, ante una poderosa evidencia de la dictadura imperial mundial”. En otro pasaje de su discurso citó una frase del escritor Francés, Hervé Kempf, que sugiere vincular la lucha ambiental con el combate contra la desigualdad y la pobreza "No podremos reducir el consumo material a nivel global si no hacemos que los poderosos bajen varios escalones, y si no combatimos la desigualdad. Es necesario que al principio ecologista, tan útil a la hora de tomar conciencia, le sumemos el principio que impone la situación: consumir menos y repartir mejor". Debido a que la negociación estaba totalmente empantanada y sin rumbo, la conferencia se extendió y el comandante volvió a tomar nuevamente la palabra, esta vez después del uso de la palabra del presidente Obama, que había brindado un desalentador discurso monocorde. Chávez ironizó sobre Obama “entró y salió por la puertita esa, por la puerta de atrás” (…) “Es el imperio que llega a medianoche y en la oscuridad, a espaldas de la mayoría y de manera antidemocrática, pretende cocinar un documento”, denunciando el intento estadounidense de firmar en forma secreta e ilegal un acuerdo climático de acuerdo a sus intereses. “huele a azufre aquí, sigue oliendo a azufre en este mundo”. Además, respondió el pedido de acción de Obama, “el Premio Nobel de la Guerra acaba de decir aquí que él vino a actuar. Bueno, demuéstrelo, señor, no se vaya por la puerta de atrás. Haga todo lo que tiene que hacer”. Para finalizar su discurso Chavez afirmó de forma contudente “Llamamos a los pueblos del mundo a que nos unamos a denunciar las pretensiones imperiales, y a señalar las causas de los daños ambientales: el capitalismo, y el principal culpable que es Estados Unidos y su presidente, el premio Nobel de la Guerra”. Días después de terminado el encuentro, el comandante explicaría su visión sobre Copenhague, remarcando que: “En la bella y nevada capital de Dinamarca, comenzó una batalla que no concluyó el viernes 18 de diciembre de 2009. Quiero reiterarlo: Copenhague fue apenas el comienzo de la batalla decisiva por la salvación del planeta. Batalla en el terreno de las ideas y en el de la praxis”. GB

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