miércoles, 13 de marzo de 2013

EL SINDROME DE ESTOCOLMO EN LOS ISLEÑOS.

El síndrome de Estocolmo de los isleños Por María José Sánchez “Esa banda inconsolable de perros sin folleto, brujas de alma sencilla, patéticos viajantes. Pobres tontos, pobres diablos…” (Buenas noticias, Los Redondos) Este lunes por la noche cerró el escrutinio en las Islas Malvinas. En dos días de votación, 1513 habitantes optaron seguir siendo, junto a otros 13 territorios, colonia británica. ¿Para qué usar eufemismos? si con el de “referendum” tenemos de sobra. Rara forma de votar los isleños: no necesitan presentar documentos e, incluso, pueden enviar a alguien que vote en su nombre. Parece la escena de votación de Pandillas de Nueva York, pero no es una película esta vez, sino que pasa en la realidad. Pensándolo un poco, siempre de este lado, lo que acaban de hacer resulta a la luz del análisis psicológico algo así como un grave caso de síndrome de Estocolmo. O, tal vez, sin apelar a un examen científico, podemos usar una metáfora más elemental y decir que esta elección fue como preguntarle al goloso si gusta seguir comiendo caramelos. Se me ocurre que los argentinos podríamos hacer lo mismo, agarrar un fin de semana cualquiera, poner unas urnas por ahí y votar si queremos que las Malvinas sean territorio nacional o que se la queden los invasores. A ver que pasa. Muchos seguro votaría que no, a favor del colonialista Londres, porque son así, porque avalan la opresión de los pueblos, incluso sin saber qué es eso. Pero de seguro arrasaría el Sí. No se si un 99,8%, pero si bastante. Total, si de elecciones amañadas se trata, qué problema habría. Hasta podríamos mandar a alguna tía a votar por nosotros, de esas que se levantan temprano los domingos. Pero creemos que Malvinas es otra cosa, no un mal chiste entre amigotes, como fue este referéndum, que es sólo una muestra más de un estado imperial que se sigue resistiendo a avanzar, en paz, a dialogar sobre un territorio invadido, usurpado. El mundo se ha expresado, no sólo la mayoría de los países de América Latina, sino también África y varios países asiáticos. De hecho hasta Estados Unidos se manifestó en el tema Malvinas, al no dar opinión y soltarle la mano a su colega invasor, con quien ha encarado sendas ruinas de países tercermundistas y con quien aun no cejan en su intento colonizador. Los que nunca han tenido que defender la democracia, poco sabrán del valor real y simbólico de la acción de votar, de elegir, entonces prefieren bastardearla. Hacen como el monito que imita, sin saber realmente qué es lo que está haciendo. Pura alharaca, como prender un petardo en un balde: un segundo y ya no hay nada, ni ruido. La causa Malvinas es la causa de Latinoamérica toda. Es de todos los pueblos que han sufrido y aun sufren el hostigamiento imperialista, quienes aun no pueden salir bajo la bota sanguinaria del invasor. Y esa causa se ha de defender desde la pluma y la palabra, porque aunque Gran Bretaña no quiera, el diálogo que piden decenas de Estados, además del argentino, el mismo diálogo que reclama resolución tras resolución la ONU, algún día va a tener que concretarse. Y, vale agregar, aunque no quieran que eso suceda algunos argentinos que no escatiman esfuerzos en servir humillados a la corona, ni ahorran renglones en defender la opción monárquica. Diario Registrado GB

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