lunes, 4 de marzo de 2013

DIJO EL GENERAL.

Trabajamos para todos los argentinos. 1º de mayo de 1944. La dignidad el trabajo. “Deseamos también desterrar de los organismos gremiales a los extre¬mistas, para nosotros, de ideologías tan exóticas, ya representen un extremo como otro; porque es lo foráneo a lo que nosotros, los argentinos, no hemos jamás sentido inclinación ni apego; y porque ellos, con su sedi¬mento de odios ancestrales, nos traen sus problemas que no nos interesan ni nos atañen. Nosotros buscamos la unión de todos los argentinos y por eso anhelamos disponer de un capital argentino, para que, en armonía con el traba¬jo, formen la base de nuestra grandeza industrial y del bienestar colectivo. Luchamos porque ese trabajo sea considerado con la dignidad que merece, para que todos sintamos el deseo y el impulso de honramos traba¬jando y para que nadie que esté en condiciones de trabajar viva sólo para consumir. Por eso sostenemos la necesidad de que todo el que trabaja obtenga una comprensión moral y material que le asegure el bienestar a que to¬dos tenemos derecho, como asimismo consideramos indispensable que las labores se ejerzan en un régimen humano y feliz con sus descansos repa¬radores, en medios higiénicos, sanos y seguros y, sobre todo, dentro de una dignidad y respeto mutuos” “No puede existir, bajo el cielo de la Patria, sino un ideal que nos una y nos aliente a los mas grandes hechos. Es el ideal de la justicia, del bienestar y de la solidaridad de todos los argentinos.” Elegir los propios conductores. “Nosotros no aceptamos intermediarios entre los obreros y los patro¬nes. Exigimos trabajadores auténticos para tratar, como también exigimos patrones auténticos para suscribir todos aquellos acuerdos que van direc¬tamente a establecer la armonía entre el capital y el trabajo sin la cual, necesariamente, sobreviene la anarquía que destruye el trabajo y los valores que el mismo crea en el país. Por eso me vaya permitir aquí dar un consejo a ustedes, que en su mayor parte son los dirigentes de las agrupaciones de esta zona de la pro¬vincia. Piensen siempre que las agrupaciones gremiales que defienden los intereses de los obreros deben estar perfectamente organizadas, para que no se introduzcan esos falsos apóstoles que se hacen pasar por dirigentes obreros. Elijan ustedes sus propios conductores entre los hombres más capacitados y, sobre todo, entre los más leales y sinceros servidores de la masa. Mantengan una absoluta disciplina gremial; obedezcan a sus diri¬gentes bien intencionados.” Unidad y Nacionalidad “Nosotros deseamos que en esta tierra no haya más que argentinos unidos por el gran sentimiento de la nacionalidad, sin el cual difícilmente llevaremos a buen puerto a este país grandioso y rico, que todos los días debería dar gracias a Dios por haber recibido a manos llenas los bienes y riquezas de que dispone. Pero existe el peligro de que esa riqueza en potencia no fructifique y se transforme con el tiempo en miseria y pobreza. Si nosotros no somos capaces de cultivar, dentro de nosotros mismos, esa mayor riqueza que representan los bienes espirituales, que son los únicos eternos y los únicos que hacen grande a la patria, esa unidad que anhelamos ese acendramiento espiritual y esa armonía de las diferencias entre poderosos y humildes no podrá ser alcanzada. En esta tierra, ningún hombre debe sentirse olvidado por el Estado: ni el capitalismo extranjero, que explota a la masa, ni la masa, que se sien¬te injustamente explotada por hábiles financistas internacionales que han hecho de nuestra Patria un cuerpo disociado que nosotros hemos de cohe¬sionar a la luz de un solo sentimiento: el de la nacionalidad. Cada uno de ustedes debe sentirse indispensable, porque el más humilde de los hombres juega un rol importante, pues constituye la célula que ha de unirse a las demás para salvar a la Patria en los momentos en que se halla en peligro y para elaborar permanentemente su grandeza. Si en esta tierra cada uno no se siente indispensable y útil, poco podremos, hacer nosotros, aunque unamos al pueblo en todos los confines de la Nación. Cada uno de ustedes debe sentirse, en todo momento, un argen¬tino que, sumado a los demás, forme los catorce millones de criollos que dan alma y fuerza a la nacionalidad. Finalmente, hemos dicho que trabajamos para todos los argentinos: y ésa es también una verdad real. Trabajar para todos los argentinos es hacer lo que acabo de expresarles. Tratar de unirlos, para que no exista en el orden interno ni en el orden externo una fuerza capaz de separados, es nuestra tarea. De este modo, si llegare el día que la Patria nos llame, podamos morir unidos por ella, si es preciso. “ GB

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