jueves, 14 de febrero de 2013

FRENO AL PREDADOR MAURIZIO

LA JUSTICIA ORDENO AL GOBIERNO PORTEñO SUSPENDER LAS OBRAS EN LA AVENIDA 9 DE JULIO Un juez le puso el freno al metrobús El fallo ordena parar “inmediatamente” la “destrucción o remoción del arbolado público” y la “reducción de espacio parquizado”. Se trata de un amparo provisorio hasta que se resuelva la cuestión de fondo. Vecinos y organizaciones cortaron ayer la 9 de Julio. Un juez le ordenó al gobierno de Mauricio Macri suspender inmediatamente las obras del metrobús en la Avenida 9 de Julio, en tanto implican “destrucción o remoción de arbolado público” y “reducción de espacio parquizado”. La medida cautelar fue adoptada en respuesta a uno de los recursos de amparo presentados para detener los trabajos en curso. Ayer hubo una nueva movilización contra las modificaciones emprendidas sobre la arteria. El ex diputado porteño Facundo Di Filippo –que había presentado el recurso– destacó que, además de la afectación de árboles y espacios verdes, “Mauricio Macri violó la ley que le ordenaba someter a la Legislatura todo nuevo proyecto de metrobuses”. Además, sostuvo, “no hay antecedentes a nivel mundial de un metrobús que se superponga al recorrido de un subte”, que en el caso de la 9 de Julio es la línea C. Ayer se presentó ante la Justicia otro recurso de amparo, por “la destrucción simbólica, paisajística, arquitectónica” que implicarían las obras. Uno de sus firmantes, el arquitecto Rodolfo Livingston, observó que “la finalidad del metrobús se cumpliría reservando para colectivos las calles Cerrito y Carlos Pellegrini”. Y el diputado Juan Cabandié ironizó: “Lo único que falta es que Macri, para que pase el metrobús, trasplante el Obelisco”. La suspensión de las obras fue dispuesta por Guillermo Scheibler –a cargo del Juzgado Nº 14 en lo Contencioso, Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires– y afecta a “cualquier actividad que implique la poda, trasplante, remoción o destrucción de arbolado público” o “supresión, limitación o reducción de espacio parquizado” en la Avenida 9 de Julio. La medida tiene el carácter de “precautelar”; el magistrado emplazó al gobierno porteño para que le haga llegar la documentación pertinente, a fin de decidir sobre la cuestión de fondo. El amparo había sido presentado por Facundo Di Filippo –ex legislador porteño y referente del Partido Social de la Ciudad de Buenos Aires–, quien explicó a este diario que el emprendimiento “no fue aprobado por la Legislatura, pese a que la Ley 2992, de creación del metrobús, dice que todo nuevo recorrido debe tener esa aprobación. Macri no envió el proyecto a la Legislatura y arrancó las obras en estos meses de receso de ese cuerpo. Y tampoco pidió autorización a la Secretaría de Transportes de la Nación para reubicar las paradas de colectivos, pese a que el sistema de colectivos de la ciudad sigue siendo competencia del gobierno nacional, ya que Macri se negó a aceptar el traspaso. Por eso vamos a ampliar la demanda para solicitar que se consulte a la Nación sobre si tiene fecha de autorización para modificar las paradas”. Según destacó Di Filippo, “el patrimonio paisajístico cultural de la ciudad está siendo alterado. Una auténtica política en transporte debería más bien mejorar la frecuencia de la línea C de subterráneos, superpuesto a la cual se estableció el recorrido de este metrobús. No hay antecedentes a nivel mundial de un trayecto donde un subte y un metrobús hagan el mismo recorrido. No estamos contra el metrobús como concepto, pero el que intentan hacer sobre la 9 de Julio es bien distinto del de la avenida Juan B. Justo, que sí contó con la aprobación de la Legislatura. En este caso el Ejecutivo avanzó inconsultamente, con prepotencia; llevó a cabo la audiencia pública con el más bajo perfil posible y desestimó la Constitución de la Ciudad, que en su artículo 80 establece como competencia legislativa la intervención para regular el tránsito”. En la tarde de ayer, vecinos, ambientalistas y militantes de partidos políticos cortaron la 9 de Julio, a la altura de Hipólito Yrigoyen, para protestar contra las obras del metrobús. Denunciaron que “las obras del metrobús obligarán a retirar 1440 ejemplares de palos borracho, palmeras, lapachos y jacarandás” (ver aparte). El legislador porteño Juan Cabandié, presidente del bloque del Frente para la Victoria, afirmó que el metrobús de la 9 de Julio “es una nueva improvisación del PRO”, que “lejos de resolver el problema del tránsito, lo entorpecerá generando caos”. E ironizó: “Lo único que falta es que Macri, para que pase el metrobús, trasplante el Obelisco”. El diputado porteño Alejandro Bodart, del Movimiento Socialista de los Trabajadores en Proyecto Sur, aseguró que “para no destruir la 9 de Julio bastaría con realizar las inversiones necesarias en la línea C”. La entidad ambientalista Greenpeace manifestó que el metrobús “es una decisión innecesaria, que debió ser consultada previamente con la ciudadanía”. También ayer se presentó un nuevo recurso de amparo, auspiciado por la entidad Propamba, la Red de Patrimonio y la legisladora María José Lubertino, y está refrendado por las firmas de 600 vecinos de la ciudad. Nidia Marinaro, referente de esa ONG, explicó que “mientras que el primer recurso de amparo puso el foco en el impacto ambiental, el nuestro hace hincapié en la destrucción simbólica, paisajística, urbana, arquitectónica y arqueológica” VECINOS Y AMBIENTALISTAS PROTESTARON EN LA 9 DE JULIO Corte en la avenida contra los cortes Sobre las cinco de la tarde de ayer, un grupo de vecinos se manifestó en contra de las obras del metrobús que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está llevando a cabo en varias plazoletas de la Avenida 9 de Julio. El reclamo, que lleva ya varios días, se basa, entre otros puntos, en que la obra implica la destrucción del espacio verde urbano, el achicamiento y recorte de plazoletas, y la afectación de un emblema cultural como la Avenida 9 de Julio. Entre el grupo de manifestantes se encontraban distintos legisladores porteños, entre ellos María José Lubertino y Alejandro Bodart, y algunas organizaciones vecinales como Propamba, Red por el Patrimonio y la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas. Minutos antes de cortar la Avenida 9 de Julio, en el cruce con Hipólito Yrigoyen, los aplausos de los manifestantes comenzaron a extenderse como señal de una victoria parcial que se acababa de conseguir. La noticia de que la Justicia había aceptado el recurso de amparo presentado por el ex legislador Facundo Di Filippo para frenar las obras del “metrobús Corredor 9 de Julio” significó, en plena gestación de la marcha, un impulso extra. Una primera hilera de vecinos tomados de la mano atravesó la Avenida 9 de Julio, sentido sur, en el cruce con Yrigoyen, y se interpuso al tránsito vehicular. Algunos vecinos formaron grupos de tres, de cuatro o más e intercambiaron pareceres al respecto. Otros simplemente mantuvieron en lo alto pancartas y carteles caseros. “Esto es un paso importante, una reafirmación de que estamos en lo correcto, no podemos permitir que se siga con esta obra”, sostuvo Liliana Marchni, una de las vecinas consultadas por este diario. “La obra es un desastre desde todo punto de vista: talan árboles, destruyen el medio ambiente, gastan fortunas y lo hacen en un transporte que va a circular por encima de una línea de subte”, agregó. Cerca de las seis de la tarde la movilización avanzó hasta la Avenida de Mayo, aunque en ningún momento se intentó cortarla. El tránsito fue desviado por la calle Lima para poder retomar su cauce normal por la calle Alsina. La protesta, según sostuvieron los vecinos, se mantendrá firme hasta que se encuentren las alternativas necesarias. “Se trata, en definitiva, de que no haya contradicción entre transporte público y medio ambiente”, concluyó Alejandra Erhart, otra de las manifestantes. “No sólo es el tránsito” “Nosotros, a diferencia del gobierno de Mauricio Macri, hablamos con los vecinos y obtuvimos ideas buenísimas –comentó el arquitecto Rodolfo Livingston, de la ONG Propamba–: por ejemplo, en vez del metrobús, reservar para buses las calles Carlos Pellegrini-Lima y Cerrito-Bernardo de Irigoyen, cuyo sentido de circulación podría invertirse de modo que las paradas estén sobre las plazoletas centrales. Esto ahorraría muchos millones y evitaría cambiar la fisonomía de la 9 de Julio. Pero el Gobierno de la Ciudad la quiere convertir de hecho en dos avenidas, con un eje de plástico en el medio; y ahora pretenden trasplantar los árboles, como si lo único importante fuera la cantidad de ejemplares y no su ubicación ni su función”. “¿Quiénes son esos ‘expertos’ que asesoran al Gobierno de la Ciudad?”, preguntó Livingston. “Supuestamente son expertos en tránsito, pero no se trata de un problema sólo de tránsito. El metrobús debe ser parte de un sistema de transporte que conecte nodos: el de la 9 de Julio no llega al nodo de Retiro y no llega al nodo de Constitución. Y exige destruir la Plaza de la República. La construcción de la 9 de Julio tuvo un alto costo económico y social, decenas de manzanas fueron demolidas; como lugar abierto, se elige para manifestaciones sociales, políticas y culturales.” 14/02/13 Página|12 GB

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