viernes, 14 de diciembre de 2012

LOS INGLESES, LOS CIVICOS MILITARES Y EL PUEBLO FUSILADO.


Los ingleses...siempre.

Argentina había vencido a brasil en
Ituzaingo, y faltaba el empujón final. Rivadavia se vería obligado a renunciar por la indignación popular y la salida a luz de los negociados de Rivadavia. Los ingleses tenían otros planes: “la federación del Uruguay”

Dorrego quería concluir con brasil, pero el banco nacional tenía instruciones de "no facilitarle crédito sino por pequeñas sumas para pagos mensuales" (instrucciones de Lord Ponsonby a los accionistas del banco, comerciantes ingleses).

Ponsonby informa a Dudley “es necesario que yo proceda sin un instante de demora y obligue a Dorrego, a despecho de si mismo, a obrar en abierta contradicción con sus compromisos secretos con los conspiradores y que consienta en hacer la paz con el emperador...La mayor diligencia es necesaria...no sea que esta república democrática en la cual por su verdadera esencia no puede existir cosa semejante al honor, suponga que puede ganar en la nefastas intrigas de Dorrego, medios de servir su avaricia y ambición”...(...)...”Mi propósito es conseguir los medios de impugnar a Dorrego si llega a la temeridad de insistir sobre la continuación de la guerra”...”me parece que Dorrego será desposeído de su puesto y poder muy pronto; el partido opuesto a él espera noticias para proceder”

Ponsonby informa a Inglaterra que Dorrego “Esta forzado a la paz por la negativa de la Junta a facilitarle recursos salvo para pagos mensuales de pequeñas sumas” y pretende que se firme una paz sobre la base de la “independencia de la Banda Oriental”. Dorrego en cambio pretende que los uruguayos decidan su destino por propia voluntad:

- “¿Usted habla de una paz bajo la base de que los beligerantes desocupen la Banda Oriental y la dejen libre para elegir su destino, sea independencia o unión con alguno de los beligerantes? – pregunta Ponsonby.

- “Si” – contesta lacónicamente Dorrego.

Como vemos a lo largo de la historia, los representantes ingleses informaban periódica y minuciosamente a su gobierno de todos la pormenores de la política local, participando además en todo tipo de intrigas, negocios y presiones, en las que participan además los unitarios como Del Carril, Díaz Vélez, Juan Cruz Varela y otros, que terminan llenándole la cabeza a Lavalle (La espada sin cabeza) para que derroque a Dorrego y lo fusile “patrióticamente”. Así lo hace el 13 de diciembre en Navarro. A consecuencia de esta muerte injustificable, la sombra de Dorrego perseguirá a Lavalle hasta su trágica derrota y muerte.

“El único que por su audacia y pericia militar podía ocasionar temores era Dorrego, señalado como el adversario más franco y descubierto del gobierno. La ardiente sinceridad de su republicanismo, el brillo de sus ideas y la elocuencia apasionada de sus críticas, lo tenían de punta contra las veleidades monárquicas del Congreso, que con empeño raro insistía en que se recabase el apoyo del rey de Portugal, para colocar uno de los príncipes o princesas de su real casa en el trono de Buenos Aires. En muchos, debiéramos decir en los más, estos trabajos producían una duda inquietante. Pero Dorrego no dudaba. Creía sin vacilar que la invasión portuguesa venía mancomunada con el rey de España y entendida también con la “tenebrosa logia” que tenía en sus manos el gobierno secreto.” (Vicente Fidel López.)

Rosas le advierte claramente a Dorrego: “El ejército nacional llega desmoralizado por esa logia que desde mucho tiempo nos tiene vendidos; logia que en distintas épocas ha avasallado a Buenos Aires, que ha tratado de estancar en su pequeño circulo a la opinión de los pueblos; logia ominosa y funesta, contra la cual está alarmada la nación” (Julio Irazusta. Vida política de J.M. de Rosas a través de su correspondencia)

Juan Manuel de Rosas

Documentos sobre el fusilamiento de Dorrego:

Según Sarmiento, Lavalle “se proponía fusilar a Bustos, López, Facundo y los demás caudillos”. (Sarmiento. Civilización i barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Aspecto físico, costumbre i hábitos de la República Argentina. Impr. del Progreso Santiago, 1845. Obras Completas, t VII. Buenos Aires 1888-1913) (AGM. Proceso al liberalismo, p.20)

Comunicado de Lavalle dando cuenta de la captura de Dorrego, 11-12-1828 Señor ministro.
En este momento he recibido una nota del teniente coronel de húsares don Bernardino Escribano, dándome parte de haber prendido al coronel Dorrego en las inmediaciones de Areco, y de conducirlo a este punto... Saludo al señor ministro, repitiéndole mis asentimientos de aprecio". Juan Lavalle


Carta del Almirante Brown, gobernador delegado en Buenos Aires, a Lavalle, aconsejándole que permita a Dorrego salir del país, 12-12-1828 (a la noche)
Señor gobernador don Juan Lavalle
Mi apreciado señor:
La carta original de Dorrego que incluyo a usted le informará de sus deseos de salir a un país extranjero, bajo seguridades: mi opinión a este respecto, como particular, está de conformidad, pero asegurando su comportamiento de no mezclarse en los negocios políticos de este país... Esta es mi opinión privada, mas usted dispondrá lo que considere mejor, para asegurar los grandes intereses de la provincia; quedando su muy atento amigo y servidor W. Brown


Carta de Juan Cruz Varela a Lavalle, sugiriendo veladamente la necesidad de la ejecución de Dorrego, 12-12-1828
Señor don Juan Lavalle
Mi general:
Después de la sangre que se ha derramado en Navarro, el proceso del que la ha hecho correr, está formado: ésta es la opinión de todos sus amigos de usted; esto será lo que decida de la revolución; sobre todo, si andamos a medias... En fin, usted piense que 200 o más muertos y 500 heridos deben hacer entender a usted cuál es su deber...
Cartas como éstas se rompen, y en circunstancias como las presentes, se dispensan estas confianzas a los que usted sabe que no lo engañan, como su atento amigo y servidor Juan C. Varela


Carta de Salvador María del Carril a Lavalle, sugiriendo la necesidad de tomar medidas drásticas contra Dorrego, 12-12-1828
Señor general don Juan Lavalle
Querido general:
(...) Ahora bien, general, prescindamos del corazón en este caso (...) Así, considere usted la suerte de Dorrego. Mire usted que este país se fatiga 18 años hace, en revoluciones, sin que una sola haya producido un escarmiento (...). En tal caso, la ley es que una revolución es un juego de azar en el que gana hasta la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer de ella. Haciendo la aplicación de este principio de una evidencia práctica, la cuestión me parece de fácil resolución. Si usted, general, la aborda así, a sangre fría, la decide; si no, yo habré importunado a usted; habré escrito inútilmente, y lo que es más sensible, habrá usted perdido la ocasión de cortar la primera cabeza a la hidra, y no cortará usted las restantes; ¿ entonces, qué gloria puede recogerse en este campo desolado por estas fieras ?. Nada queda en la República para un hombre de corazón". Salvador María del Carril


Fragmento de las memorias del general Gregorio Aráoz de Lamadrid, escritas veinte años después de los hechos de que fuera testigo presencial.
"Fui a ver al general Juan Lavalle a solicitar su permiso para hablar con el señor Dorrego así que llegara. Dicho general (...) me permitió verle así que llegara y lo hice en efecto, al momento mismo de haber parado el birlocho en medio del campamento y puéstosele una guardia. Subido yo al birlocho y habiéndome abrazado, díjome: "¡ Compadre, quiero que usted me sirva de empeño en esta vez para con el general Lavalle, a fin de que me permita un momento de entrevista con él!" (...). "Compadre -le dije-, con el mayor gusto voy a servir a usted en este momento". Corrí a ver al general, hícele presente el empeño justo de Dorrego...; mas viendo yo que se negó abiertamente a ello, le dije: "¿ qué pierde el señor general con oírle un momento...?". "¡No quiero verle, ni oírlo un momento¡"... Salí desagradado, y volví sin demora con esta funesta noticia a mi sobresaltado compadre.

Al dársela se sobresaltó aún más, pero lleno de entereza mi dijo: "¡Compadre, no sabe Lavalle a lo que se expone con no oírme! Asegúrele usted que estoy pronto a salir del país; a escribir a mis amigos de las provincias que no tomen parte alguna por mi...

Bajéme conmovido y pasé con repugnancia a ver al general. Apenas me vio entrar, díjome: "Ya se le ha pasado la orden para que se disponga a morir, pues dentro de dos horas será fusilado; no me venga con muchas peticiones de su parte". ¡Me quedé frío! "General, le dije, ¿ por qué no le oye un momento, aunque lo fusile después?". "¡No lo quiero!", díjome, y me salí en extremo desagradado y, sin ánimo de volver a verme con mi buen compadre...; pero en el momento se me presenta un soldado a llamarme de parte de Dorrego, pidiéndome que fuera en el momento.

Al momento de subir al birlocho se paró con entereza y me dijo: "Compadre, se me acaba de dar la orden de prepararme a morir dentro de dos horas. A un desertor al frente del enemigo, a un bandido, se le da más termino y no se le condena sin oírle y sin permitirle su defensa. ¿Dónde estamos? ¿Quien ha dado esta facultad a un general sublevado? Proporcióneme usted, compadre, papel y tintero, y hágase de mi lo que se quiera. ¡Pero cuidado con las consecuencias!".
Carta de Del Carril a Lavalle, en el que le aconseja fraguar un proceso, para salvar las apariencias de la ejecución sumaria de Dorrego, 15-12-1828

Señor general don Juan Lavalle
Mi querido general:
(...) Me tomo la libertad de prevenirle, que es conveniente recoja usted un acta del consejo verbal que debe haber precedido a la fusilación. Un instrumento de esta clase, redactado con destreza, será un documento histórico muy importante para su vida póstuma (...). Que lo firmen todos los jefes y que aparezca usted confirmándolo. Debe fundarse en la rebelión de Dorrego con fuerza armada contra la autoridad legítima elegida por el pueblo; en el empleo de los salvajes para ese atentado; en sus depredaciones posteriores...etc.etc.
Salvador María del Carril
Fuente: www.lagazeta.com.ar
Prof GB

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