viernes, 2 de noviembre de 2012

LA CRISIS EUROPEA, OPINION.

No sólo la periferia europea afronta protestas populares
Alemania les pide ajustes a todos los países europeos para aprobar salvatajes pero no es ajena a la crisis.

Por Fernando Del Corro

Curiosamente, mientras la mayor parte de los medios de todo el mundo se ocupa de las dificultades por las que atraviesan países de la periferia europea como España y Grecia ahora, y hace un tiempo como Irlanda o Portugal, es poco frecuente y a veces directamente ignorado, lo que sucede en los países centrales del capitalismo financiero contemporáneo como los propios Estados Unidos de América y Alemania, la cabeza de la Unión Europea (UE), donde recientemente se produjeron manifestaciones tanto en Berlín, como en Bochum, Bremen, Colonia, Frankfurt y Hamburgo, entre otras ciudades. Ni siquiera la propia prensa local dio mayor trascendencia al hecho.

Alemania les pide ajustes a todos los países europeos para aprobar salvatajes, pero ella misma no es ajena a la crisis. La información dada a conocer por la publicación Business Week, del Grupo Bloomberg, a fines de 2011, indicaba que debía 2,84 veces su Producto Interno Bruto, bastante más que el pasivo récord que llegó a tener la Argentina tras el megacanje de Domingo Felipe Cavallo bajo la administración de Fernando De la Rúa. Algo que muestra que tampoco su sistema financiero está en las mejores condiciones.

Los 40 mil manifestantes (3000 en Bremen, 4000 en Colonia, 5000 en Berlín, 5000 en Frankfurt, 6000 en Bochum, 7000 en Hamburgo y 10 mil en diversas ciudades) reclamaron contra el progresivo abandono de las prácticas del Estado de Bienestar que se comenzaron a poner en práctica en ese país a mediados del Siglo XIX por el entonces canciller Otto Eduard Leopold von Bismarck, lo que dio lugar a la aparición de una visión evolucionista del socialismo de la mano de Ferdinand Lassalle. De la Alemania bismarckiana, donde a los junkers (señores feudales) se los obligaba a invertir en la industria y a generar trabajo, se ha pasado a una realidad donde el 0,1 por ciento de la población acumula el 22,5% de la riqueza; el 0,9% posee el 23,3%; el 9,0% el 30,8%; el 40,0% el 32,3%; y el 50,0% el 1,4 por ciento. Sumando los tres primeros quintiles se llega a que el 10% de la población posee el 66,6% de todo, según el propio Ministerio de Trabajo de ese país.

No curiosamente las manifestaciones se produjeron en coincidencia con un acto realizado en Hamburgo con motivo de la visita de Alexis Tsipras, el líder de la izquierda griega. Las mismas se vienen incrementando desde hace un par de meses impulsadas por diferentes organizaciones sociales, sindicales y políticas que reclaman una más justa redistribución de la riqueza. Los mayores reclamos apuntan contra el sector financiero sobre el que solicitan un impuesto a la especulación destinado a atender la cuestión de la pobreza; cuestión que la hacen universal para afrontar el problema de la crisis contemporánea global. Precisamente las marchas tuvieron como lema “Redistribución, gravar la riqueza”. Los reclamos incluyeron perseguir la evasión y poner coto a los paraísos fiscales al tiempo que un gravamen sobre el patrimonio.

El secretario general del sindicato Verdi, que agrupa a los trabajadores de los servicios, Frank Bsirke, al hablar en Frankfurt, según citó Rafael Poch, el corresponsal del diario catalán La Vanguardia, puntualizó que “treinta años de neoliberalismo y desregulación de los mercados de trabajo y financiero han ampliado la brecha entre ricos y pobres”, ya que “El contribuyente está pagando los rescates de la crisis financiera y con ello se trata, en primer lugar, de asegurar el capital de los más ricos”, por lo que “Ha llegado la hora de que quienes se beneficiaron con aquello contribuyan”.

Pero no es solamente la gran cabeza de la UE la que está en problemas. Francia, que acaba se superar los cuatro millones de desempleados, según el mismo estudio de Bloomberg, debía el 341% de su PIB, del cual el 88% correspondía al Estado, alrededor de la mitad al particular y el resto a su sistema financiero. No es casual, entonces, que a pesar de los mayores costos de transporte, los españoles, por ejemplo, prefieran escapar de su propia crisis encaminándose a países como la Argentina, Cuba, Brasil y hasta México y no hacia sus vecinos. La deuda española, acrecentada en el último año, llegaba cuando dicho informe, al 366% de su PIB, con una participación estatal del 66%, un poco más del sector privado y el resto de su banca en bancarrota.

Vale la pena señalar que el abanderado entre los deudores es el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con el 497% de su PIB, a la fecha de referencia, con el 77% en manos del Estado, una cantidad similar de los privados, y la inmensa mayoría de su banca, aquella que alguna vez fuera la que manejara las finanzas mundiales y que con la Baring Brothers desaparecida en 1995, fundamentalmente, endeudara en el primer cuarto del siglo XIX a todos los nuevos estados independientes de América Latina. Hace poco el Banco Barclays, el mismo que recientemente incurrió en importantes irregularidades, solicitó perdones a la Reserva Federal estadounidense para su filial en ese país.

Italia era el mayor deudor estatal con el 110%, a lo que sumaba algo menos de la mitad de eso para sus privados y un fenomenal pasivo financiero que hacía que la suma total alcanzase al 313% de su PIB. Pero las cosas tampoco terminan en Europa ya que la del Japón, la tercera economía planetaria detrás de los Estados Unidos de América y China, y la cuarta, si se cuenta a la UE como un bloque, está en severas complicaciones, como ha empezado a traslucirse. El Japón debía un año atrás el 492% de su PIB compuesto por un pasivo del 213% del Estado, un poco más del sistema financiero, y una cifra menor de los privados. Ese país que lleva más de una década de estancamiento y que, como contracara, es el segundo mayor acreedor de los EUA, por el momento ha venido capeando el temporal, sobre la generación de una deuda interna basada en aquello que John Maynard Keynes anticipara como la “trampa de liquidez” que se avecinaba sobre el capitalismo.

El otro país asiático que no debe omitirse es Sur Corea con un pasivo del 306% de su PIB, del cual apenas el 30% correspondía al Estado, aproximadamente lo mismo al sector privado y el resto a la banca. En América del Norte, además de los EUA, la situación del Canadá tampoco es brillante con una deuda total del 274% del PIB, un poco menos que la alemana, y dentro de la cual al Estado le corresponde el 68%, a los privados algo más y el resto al sistema financiero. Y el mayor deudor cuantitativo, aunque no en términos de su PIB, eran los EUA, con un 289% del cual el Estado federal cargaba sobre sí el 80%, a lo que corresponde añadir un pasivo de los municipios cercano a los tres billones (millones de millones) de dólares estadounidenses y a los de sus estados en graves complicaciones como el más grave caso de California. El sistema financiero sigue atravesando graves complicaciones y hace días la Reserva Federal y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos autorizaron nuevas medidas de salvataje, incluyendo cierres de sucursales que en el caso del Bank of América, según se estima, implicarán unas 12 mil cesantías. Mientras, el Congreso de ese país es renuente para tratar la propuesta del presidente Barack Hussein Obama tendiente a buscar una solución para los millones de hipotecados que se encuentran ante la perspectiva de perder sus hogares. -<dl

(*) Docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y miembro del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego.

02/11/12 Tiempo Argentino

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