sábado, 15 de septiembre de 2012

TIEMPO ARGENTINO, OPINION

Para el gobierno, fue la protesta de los sectores que nunca lo votaron

Entre críticas duras por los insultos a la figura presidencial y análisis moderados, hubo coincidencia en que la movilización fue la respuesta de una clase a la transformación del statu quo que impulsa el gobierno.

El cacerolazo contra el gobierno de Cristina Fernández se convirtió, ayer, en el gran tema de análisis del oficialismo. Desde funcionarios de primera línea del Ejecutivo, como el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, hasta varios gobernadores del justicialismo o fuerzas aliadas, como Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio "Pato" Urribarri (Entre Ríos), Maurice Closs (Misiones) y Francisco "Paco" Pérez (Mendoza) opinaron sobre la movilización convocada desde las redes sociales. De todas las declaraciones que circularon, Abal Medina fue el autor de la que tuvo más impacto. "Si uno miraba TN parecía que estaba la Plaza llena, aunque ni siquiera pisaban el pasto, para no mancharse", analizó el jefe de Gabinete, y luego instó a los sectores de clase media-alta que representaban la mayoría de la protesta a "armar un partido y ganar las elecciones". También tuvo repercusión el análisis de Aníbal Fernández. El senador definió la movilización del jueves como "importante", y aseguró que la Casa Rosada "toma nota de cada una de las manifestaciones, sean un montón o 25 personas paradas en la puerta de un estamento del gobierno para expresar determinada queja".

Fernández destacó que la protesta convocada a partir del Twitter y Facebook, y coordinada entre buena parte del arco opositor y ciertos medios de comunicación, se realizó sin ningún inconveniente y en total libertad. "Como suele suceder en todos los casos, si hay una manifestación, es que tienen algo para decir. Es una libertad que discutimos entre todos y la peleamos entre todos, para gozarla entre todos", destacó Aníbal. En la misma sintonía, y con un sugestivo llamado a realizar un "análisis profundo" del escenario político que se abre, se expidió el gobernador de Mendoza. "Sin dudas es un llamado de atención. Fue importante, y hay que hacer un análisis profundo de cuáles son sus derivaciones", fue la reflexión de "Paco" Pérez.

Varias interpretaciones coincidieron en que la protesta reunió exclusivamente al sector social que no apoyó ni votó nunca al kirchnerismo. "En las sociedades del mundo en las que los gobiernos intentan transformar un statu quo buscando más equidad, más justicia y más oportunidades, siempre ocurren este tipo de reacciones. En la Argentina este brote es minoritario y apenas significativo en la Capital Federal. En nuestra provincia han sido muy pero muy menores: en la plaza que más hubo han sido 300 personas. Y se expresaron con total libertad y tranquilidad. Si el país fuera el que ellos están denunciando, no podrían haber estado anoche en las calles", planteó desde Entre Ríos el gobernador Urribarri. La posición de Urribarri mostró puntos de contacto con la evaluación de Abal Medina. "Fue una marcha de los sectores minoritarios que históricamente se han opuesto a las políticas de inclusión social, de defensa del trabajo, de producción nacional", remarcó el jefe de Gabinete.

Cuando le preguntaron por el cacerolazo, Scioli dijo que "a la gente hay que escucharla siempre, con mucho respeto, tener en cuenta sus reclamos". También hubo lecturas que pusieron el énfasis en la combinación de reclamos y expresiones de rechazo –casi de odio– que se escucharon la noche del jueves. "En sus reclamos han planteado una multiplicidad de razones con algunas cosas agresivas", evaluó el gobernador de Misiones. Fue una protesta sin disturbios pero con una fuerte carga de violencia simbólica y discursiva", analizó el diputado Agustín Rossi. "No parece muy republicano y respetuoso de las instituciones pedir que se vaya un gobierno reelegido hace meses o desearle a través de los cantos la muerte a la presidenta", aseguró Rossi.


La oposición llamó a "tomar nota" de los reclamos del jueves

Los dirigentes de los partidos no kirchneristas interpretaron que además de críticas al Ejecutivo, hubo un pedido de representatividad de los sectores movilizados. Macri y Cobos, sin ninguna autocrítica.

El masivo cacerolazo que se desarrolló el jueves por la noche en Plaza de Mayo y otros puntos del país no pasó desapercibido para la oposición. Si bien, tal como sucedió en la movilización, las opiniones de los referentes no kirchneristas fueron disímiles, la mayoría coincidió en que el gobierno y la dirigencia política en su conjunto “deben tomar nota” de los reclamos.

El líder del PRO, Mauricio Macri, fue uno de los que, por el contrario, buscó capitalizar lo ocurrido sin matices de autocrítica. “Lo de ayer a mi, me llenó de orgullo, va a dar para que se discuta, y espero que la presidenta tome el mensaje, y que no volvamos con que vamos a profundizar el modelo, con que vamos por todo”, dijo el jefe de gobierno porteño. “Fue muy impresionante, un movimiento de rebeldía a lo que se está viviendo”, aseveró el empresario sobre el cacerolazo.

El ex gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, señaló que “todos” los dirigentes deben hacerse “cargo” de los reclamos, “no solamente quienes gobiernan”, analizó. “Tenemos que escuchar a la gente, más allá de que tengan o no tengan razón, y esto no es lo que hace el gobierno”, concluyó el ex candidato a presidente y líder del Frente Amplio Progresista, que en las últimas elecciones nacionales terminó en segundo lugar, aunque lejos de Cristina Fernández.

El senador Rubén Giustiniani coincidió. “El reclamo tiene como destinatario principal el gobierno nacional, todos tenemos que tomar nota”, aseguró el legislador por Santa Fe.

Desde el radicalismo, el titular del Comité Nacional, Mario Barletta, dejó su punto de vista. “Ayer (por el jueves) se le dijo basta a la soberbia y el autoritarismo”, enfatizó el ex intendente de Santa Fe. “La gente descargó su bronca contra las actitudes del gobierno. Pero también nos habló a nosotros, quienes tenemos la responsabilidad de entender los deseos y aspiraciones de la gente”, dijo.

Julio Cobos también opinó y señaló que la movilización “fue un punto de inflexión en la relación entre el gobierno y la gente”, según escribió en su cuenta de la red social Twitter. “Entre el gobierno y la gente sí. Entre el gobierno y las corporaciones no”, le respondió, rápido de reflejos el histórico Leopoldo Moreau.
“No hubo un reclamo único, pero sí coincidieron en el respeto a las instituciones, de generar mayor disposición al diálogo y cumplir con la Constitución”, afirmó el diputado de la UCR Ricardo Alfonsín, quien además consideró que las protestas “no tuvieron motivación económica”.

Patricia Bullrich, una de las pocas dirigentes que se acercaron a Plaza de Mayo, interpretó que los manifestantes también pidieron “una oposición unida” en la noche del jueves. “Estamos contentos de haber participado, de haber protagonizado este momento, la gente fue muy responsable, se cuidaba de que no hubiera incidentes, ni violencia y no entró en provocaciones, fue algo muy fuerte en todo el país”, consideró la diputada.

“La movilización de ayer muestra descontento de un amplio sector de la sociedad con el gobierno, y su deseo de encontrar una opción política que los represente. Es imprescindible recomponer los acuerdos políticos que mantuvimos en el pasado. Los dirigentes tenemos el desafío de ser alternativa posible”, señaló la senadora María Eugenia Estenssoro, que hace pocos días pasó a formar parte del interbloque del FAP, desde su cuenta de la red social Twitter. “El país necesita diálogo para tranquilizarse y unirse”, escribió el gobernador cordobés José Manuel de la Sota por medio de la misma plataforma. «

15/09/12 Tiempo Argentino


GB

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